Algunos embarazos se complican. A veces desde el inicio, ya en el primer trimestre, se detecta que el bebé tiene algún problema que dificulta su desarrollo.
Con frecuencia los obstetras, médicos expertos en patologías y complicaciones del embarazo, reconocen que no saben bien como atender la parte más emocional en esos embarazos complicados y/o difíciles. A menudo recomiendan que se tomen decisiones de forma demasiado precipitada, en temas tan delicados como seguir o no adelante con un embarazo complicado. Otras veces falla la continuidad y la mujer o la pareja se encuentran que en cada consulta les atiende un profesional diferente con la dificultad añadida que esto conlleva.
Suelen ser situaciones muy complejas desde el punto de vista emocional. Puede ser difícil sentir, por un lado, ese cariño creciente hacia el bebé en el útero junto con la preocupación o el miedo por su futuro o por la propia salud.
Hay quien piensa que es mejor “no encariñarse demasiado con el bebé” o “no hacerse demasiadas ilusiones” por si acaso el embarazo no termina bien.
Algunas madres que han vivido embarazos muy complicados han contado como el sentirse muy conectadas con el bebé que crecía en su interior, fue lo que más fuerza les dio en situaciones muy adversas. Incluso madres que perdieron a sus bebés han manifestado que, pese a todo disfrutaron del embarazo, de la maravilla de sentir a su bebé dentro de su vientre, y que fue el haber podido disfrutar de esa conexión plenamente lo que les ayudó a transitar ese duelo tan oculto que es la pérdida gestacional o perinatal.
Si el bebé viene mal, sentirse y saberse querido siempre le ayudará a afrontar la adversidad.
Por todo ello es importante buscar los apoyos y la manera de conectar con el bebé en gestación también – o especialmente- cuando el embarazo se complica.
En esas situaciones puede ayudar:
Darse todo el tiempo necesario antes de tomar decisiones: La prisa casi nunca es buena. A menudo la prisa viene más del miedo de los profesionales, de su dificultad para sostener en momentos difíciles que de la situación clínica del bebé.
Centrarse en el presente, en el aquí y ahora: Dedicar tiempo a escuchar al cuerpo y observar los cambios que produce el embarazo, cuidarse todo lo posible. Situaciones tan duras a veces son una oportunidad de vivir el amor incondicional en plenitud, incluso si hay que despedirse porque llega la muerte.
Confiar y prepararse para el encuentro con ese bebé ya tan querido, pese a todo, aunque vaya a ser una despedida.
Ser madre embarazada de un bebé que no viene bien puede ser muy difícil y doloroso, pero también puede ser una oportunidad para aceptar el misterio y la fragilidad de la vida.