La palabra obstetricia viene de la expresión latina “Ob Stare” que significa “estar a lado de”, aludiendo al papel que desempeñaban las personas que atendían al parto, estando al lado de la parturienta en la espera de que dé a luz.
El papel de las obstetras es fundamental para la salud de las mujeres, no sólo en el embarazo y parto, sino sobre todo en la detección y tratamiento de enfermedades.
Además, los y las obstetras salvan vidas en muchos partos complicados, cuando hay problemas importantes.
El arte de la obstetricia pasa por saber cuándo es necesario intervenir para sacar a un bebé de forma urgente del canal del parto, o a la inversa, saber cuándo y cuánto se puede esperar. Para ello trabajan en equipo con las matronas y con otros especialistas médicos como anestesistas y neonatólogos.
La historia de la obstetricia está llena de luces y sombras. Ha habido muchos obstetras que han honrado y ayudado a las mujeres a dar a luz y lo siguen haciendo.
“Una mujer sana que da a luz espontáneamente realiza una labor que no puede ser mejorada. Esta labor se cumplirá óptimamente si la mujer siente confianza en si misma y queda en un ambiente en el que ella constituye el centro (como sería su propia casa)”. G.J. Kloosterman era profesor de Obstetricia Universidad de Ámsterdam, y realizó esta afirmación en un ensayo de 1922.
Desde finales de los años ochenta el obstetra francés Michel Odent ha hecho una labor enorme por difundir los beneficios del parto natural o no medicalizado y por promover una obstetricia respetuosa con madres y bebés, en la que sólo se hagan cesáreas cuando sea verdaderamente necesario y éstas se hagan de la manera más segura y cuidadosa posible.
Todos estos obstetras han comprobado las ventajas que tiene un parto natural para la recuperación de la madre y para la adaptación del bebé a la vida extrauterina, así como los beneficios para la salud a largo plazo. Es importante señalar aquí que no es lo mismo parto natural que vaginal o medicalizado.
Parto natural o fisiológico: es aquel en el que a la mujer no se le hace ninguna intervención médica. No se le ponen fármacos ni goteros, no se le hace episiotomía ni se le obliga a permanecer en una postura determinada, no se le separa del recién nacido nada más dar a luz, etc y transcurre sin complicación alguna.
Parto medicalizado: cuando a lo largo del parto a la mujer se le han realizado intervenciones médicas como: ponerle una vía intravenosa, darle oxitocina, ponerle epidural, romperle la bolsa, subirle al potro para el expulsivo, usar fórceps o ventosa, o hacerle una episiotomía, etc.
Parto vaginal: significa que el bebé ha salido por la vagina, pero no equivale a parto natural.
Parto respetado: se utiliza esta expresión para describir los partos donde la mujer ha sido la protagonista y en todo momento se ha respetado su proceso y su consentimiento informado, y sólo se han hecho intervenciones cuando era estrictamente necesario y de manera cuidadosa y respetuosa con la madre y el bebé.